Las armas son sinónimo de muerte

La Paz es el camino a seguir

Salm. 85,10 “…El amor y la verdad se darán cita; la paz y la rectitud se besarán…”. Stop the War.

Frente a unas decisiones políticas que se han demostrado miopes, pésimas, condicionadas en muchos casos por intereses económicos, queremos resaltar la iniciativa que consta en “Fratelli tutti” (Hermanos todos). Recalcamos algo obvio: todos somos hermanos. Queremos construir la paz.

Cuando se defiende el invertir para comprar armas, estamos potenciando la destrucción y la muerte. Se dice es legítima la defensa de los propio. Si se puede dar una legítima defensa y se está al mismo tiempo defendiendo un esquema de guerra, por tanto de muerte y de horror.

Después de una historia (siglos pasados) de guerras, parecía imponerse el mensaje de  ‘nunca más a la guerra’. Se vilusbró un tiempo de paz, de frenar la carrera de armamento, de frenar las armas destructivas (bombas atómicas, armas nucleares). Un horizonte prometedor aparecía para la humanidad. Unos años más tarde (siglo XXI), todo eso se olvida y el esquema de la guerra se impone. El ser humano es cegado por la ambición y el espíritu ‘cainista’, se impone una vez más, frente al espíritu de la paz.

La locura de la guerra está en auge. Con qué facilidad se nos olvida porqué estamos en el mundo. Con qué facilidad llegamos a cometer crueldades absurdas contra familias en las que se llora la muerte injusta de los maridos y de los hijos. O cuando vemos a los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos y a los ancianos que son abandonados a la muerte. Cuando vemos a soldados de un lado y otro llamados a matar a sus hermanos, la tristeza nos inunda y exclamamos: ¿Por qué de esta insensatez?

Cuando vemos esas escenas de horror, sufrimiento y muerte, estamos asistiendo a la cara real de la guerra. En la guerra se cometen grandes errores y atropellos. La guerra muestra al mundo imágenes escalofriantes, ¿crímenes de guerra? La guerra ya es de por si un crimen.

Se ve en los informativos de televisión que países de Europa (España entre ellos) envian y quieren enviar armas a Ucrania. Y se transmite esa información con un aire de orgullo y triunfalismo. No nos damos cuenta que es terrible que los países europeos (entre ellos España) envíen armas porque las armas son sinónimo de muerte y destrucción.

Es cierto que Ucrania tiene derecho «legítimo» a defenderse de la agresión rusa, pero el envío de armas por parte de otros países provoca una escalada de guerra. Podemos llegar a un punto de no vuelta atrás y terminar en una guerra mundial con las correspondientes consecuencias de destrucción y muerte.

La locura de la guerra

Yo me quiero unir al pensamiento sobre tanta crueldad, y pienso en tantos inocentes que están pagando la locura, la locura de todos los bandos, porque la guerra es una locura y nadie en la guerra puede decir: ‘No, no estoy loco’. La locura de la guerra».


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Un comentario

  1. La locura de la guerra

    Yo también me uno al pensamiento sobre tanta crueldad, y pienso en tantos inocentes que están pagando la locura, la locura de todos los bandos, porque la guerra es una locura y nadie en la guerra puede decir: ‘No, no estoy loco’. La locura de la guerra».

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