La «bolsa del cielo»
En la página del Evangelio de hoy (Lc 12, 32-48), Jesús habla a sus discípulos: “Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acercan los ladrones ni roe la polilla” (v. 33)
1.- No se puede servir a dos señores
06/08/2022
La “bolsa del cielo” ahí es donde tenemos que tener los ahorros. Jesús de Nazaret, recuerda una vez más, y nos invita a «no amontonar tesoros en la tierra». Pero Jesús explica también el porqué: «Donde la polilla corroe y donde los ladrones roban».
Las riquezas tienen la tendencia a crecer, a ocupar el puesto preferente en la vida y en el corazón del ser humano». Y así EL SER HUMANO se hace esclavo de las riquezas».
Por otra parte, las riquezas invaden el corazón, se apoderan del corazón y corrompen el corazón. El ser que amontona riquezas no se da cuenta de que, un día (más bien cercano) deberá dejarlas.
“….No se puede servir a dos señores”….
2.- La codicia, la vanidad, el orgullo
Con las guerras pasa lo mismo. Hoy , hay muchas guerras (guerras sangrientas y otras no sangrientas) por la avidez de poder, de riquezas» La codicia abre la puerta a esas guerras; después viene la vanidad —creerse importante— y, al final, el orgullo».
Hay un dicho que dice: “el diablo entra por la billetera» o «entra por los bolsillos”, es lo mismo.
¿Qué debo amontar?. La respuesta de Jesús en el Evangelio de hoy es clara: «Amontonar más bien tesoros en el cielo, donde no hay ladrones, donde no se roba, donde no hay polilla”. Precisamente «esta es la lucha de cada día: cómo administrar bien las riquezas de la tierra para que se orienten al cielo y se conviertan en riquezas del cielo».
3.- El bien común
El bien común. El bien de todos, y «no para su, «mi» propio bien». No es fácil, porque existe siempre la tentación de la codicia.
Por eso, «cuando una persona con riquezas, (rico), ve que su tesoro es administrado para el bien común, y en su corazón y en su vida vive sencillamente, como si fuera pobre, esta persona es santa, va por el camino de la santidad, porque sus riquezas son para todos».
Los tesoros que tienen valor —por decirlo así— es la «bolsa del cielo»: ¡allí, amontonar allí!».
Cerca de Ti…
Anima Christi
Nada te turbe
Espíritu De Dios…
Los bienes que tenemos
Lo bienes que tenemos los hemos recibido, en última instancia, de Dios; es Dios quien nos los ha regalado para que los poseamos con justicia y los repartamos fraternalmente.
Nuestra vida terrenal no es eterna, al final de ella lo que cuenta es si, ante nuestro encuentro definitivo con Dios, podemos testimoniar: Padre, de ti lo recibí todo y trabajé por el bien común
Yo creo que el capitalismo “salvaje” es intrínsecamente malo, porque es el egoísmo socialmente institucionalizado, la idolatría del lucro por el lucro, el reconocimiento oficial de la explotación del ser humano, la esclavitud de muchos a costa de la prosperidad de unos pocos.