¿ Determinados grupos de la Iglesia, son sectas ?

Este verano durante el transcurso de una comida de amistad, oí decir con total contundencia y sin rubor alguno que el “Opus Dei” era una secta. Por parte del aclarador no existía la misma postura para otros movimientos y principalmente para los grupos cursillistas “Cursillos de Cristiandad”.

Yo creo que el espíritu sectario se da (se puede dar) en todo movimiento, asociación o iglesia.

El Opus Dei

El Opus Dei, fundado en 1928, fue aprobado por primera vez en 1941 por el obispo de Madrid (España), Leopoldo Eijo y Garay. En 1950 la Santa Sede lo aprobó como Instituto Secular. Según datos de la Santa Sede, a 2021 el Opus Dei cuenta con 2132 sacerdotes y un total de 93 454 miembros.El 57 % de los miembros del Opus Dei son mujeres y cerca del 90 % reside en Europa y América.

El patrimonio de la prelatura estaba estimado en 2005 en alrededor de 2800 millones de dólares estadounidenses. El Opus Dei ha recibido reconocimiento y apoyo de los papas. Ha sido asimismo calificada como organización conservadora1o ultraconservadora por sus posiciones doctrinales y sociopolíticas.

El Opus Dei fue fundado por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928. El 26 de junio de 1975 Josemaría Escrivá falleció en Roma. En ese momento pertenecían al Opus Dei unas 60 000 personas de 80 nacionalidades.

El 28 de noviembre de 1982 Juan Pablo II erige al Opus Dei como la primera prelatura personal de la Iglesia católica y nombró prelado a Álvaro del Portillo, al que en 1991 conferiría la ordenación episcopal. 

El 23 de enero de 2017 el papa Francisco nombró prelado del Opus Dei a Fernando Ocáriz Braña.

El Opus Dei fue fundado como «….camino de santificación dirigido a toda clase de personas”,lo que resultaba novedoso, pues en aquella época era común pensar que sólo los religiosos podían ser santos.

Según explicaba el propio Josemaría Escrivá, la finalidad del Opus Dei es «contribuir a que haya en medio del mundo hombres y mujeres de todas las razas y condiciones sociales que procuren amar y servir a Dios y a los demás hombres en y a través de su trabajo”.

 La espiritualidad de la institución se recoge, en gran medida, en la obra de Escrivá de Balaguer “Camino”, una serie de 999 puntos de meditación para orientar a los fieles.

El 22 de julio de 2022, el Papa Francisco emitió el motu proprio Ad charisma tuendum, mediante el cual colocó al Opus Dei bajo dependencia del Dicasterio para el Clero, ante el cual deberá presentar anualmente «un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica». Asimismo, dispuso que la cabeza del Opus Dei no podrá convertirse en obispo, precisando que era más conveniente instituir «una forma de gobierno basada en el carisma más que en la autoridad jerárquica, por lo que el prelado no será honrado con el orden episcopal».

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) 

Movimiento eclesial. Fue gestándose en España entre 1940 y 1949 e iniciado con la celebración del llamado «primer cursillo» del 7 al 10 de enero de 19491 en el Monasterio de San Honorato, Mallorca. Los estatutos del movimiento fueron aprobados solemnemente por Pablo VI el 14 de diciembre de 1963.

La primera Ultreya (nombre que dan a sus reuniones) mundial en Roma (1966), con 4.000 participantes, en señal de agradecimiento y comunión con el Papa.

El primer objetivo del MCC es hacer posible que el sujeto conozca y viva «lo fundamental cristiano» mediante el anuncio kerigmático del acontecimiento de Cristo, «por la vía de la amistad» y del encuentro comunitario. Además –segundo objetivo– ha de ser «fermento en los ambientes»,5 difundiendo su fe vivida e invitando al encuentro con Cristo. Para alcanzar estos objetivos el MCC utiliza una metodología clasificada en tres etapas: pre-Cursillo, Cursillo,y post-Cursillo..

Pues bien, una vez aportados algún dato sobre el Opus Dei y el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), aporto algunas razones que nos ayudará a huir de ambientes sectarios.

Y contesto al referente en el inicio que santificaba a uno y condenaba como secta a otro.

Basílica de Covadonga (Asturias)

¿Son sectas algunos grupos de la Iglesia?

Es frecuente oír en algunos contextos que uno u otro determinado grupo de la Iglesia católica “es una secta”.  Pero una institución intraeclesial no podría ser estrictamente una secta, ya que responde a una autoridad externa: el obispo a nivel local y el Papa a nivel universal.

La realidad es que en la historia de la Iglesia se puede constatar episodios que encierran actitudes y comportamientos sectarios. Es lo que el Papa Francisco ha llamado “abusos de poder y de conciencia”.  Abusos así, han ocurrido (¿ocurren?)  en congregaciones religiosas, asociaciones de fieles, movimientos eclesiales, seminarios y/o parroquias.

Discernir las posturas sectarias

Para discernir las  “derivas sectarias” dentro de las instituciones eclesiales, se puede acudir a algunos caminos de actuación.

  • Observar, estudiar esa  nueva religiosidad
  • Descubrir los comportamientos sectarios en las comunidades católicas y “poner fin a estas conductas nocivas”; 
  • Acoger y escuchar de las víctimas.

A la hora de discernir si realmente hay indicios de sectarismo en un grupo católico, hay que fijarse:

  • El culto a la personalidad
  • La huída con el exterior
  • La manipulación 
  • La incoherencia de vida

El culto a la personalidad

El culto al fundador, que llega incluso a “tomar el lugar de Cristo”, recibiendo veneración y obediencia absoluta. Su palabra es sagrada. Sólo es válida su interpretación de la Biblia, y se convierte en el único guía para la vida personal y comunitaria.

Estos grupos actúan como una “iglesia paralela”, con pretensiones de autosuficiencia y exclusividad. A veces se obliga a confesarse sólo con un sacerdote de la comunidad, ya que los demás no pueden comprender el carisma.

Un grupo eclesial de carácter sectario se siente totalmente fuera del mundo, desobedeciendo tanto a los obispos como a las leyes civiles, en lo relativo a la legislación laboral o la seguridad social.

La huída con el exterior

Las posturas sectarias llevan consigo una ruptura con las relaciones anteriores ya sean familiares,–sobre todo desde el momento en el que la familia plantea algunas cuestiones–, amistosas, sociales, de estudios o trabajo, económicas e incluso eclesiales y de carácter interno en el propio grupo. El grupo puede llegar a deshacer el vínculo entre padres e hijos, ya que el líder asume toda paternidad. 

Eso lleva consigo un control férreo sobre la elección de confesores y directores espirituales. Se seleccionan escritos permitidos, contactos permitidos; se potencia un lenguaje determinado del grupo, incluso se cambia el significado de algunas palabras habituales y se decantan por otras nuevas.

Se puede dar una serie de devociones con tendencias obsesivas en relación con el diablo y predisponiendo a prácticas de “liberaciones” y exorcismos,

Asimismo potencian modos de vida en lo referente al trabajo, la alimentación, la higiene y el descanso que implican serios riesgos para la salud física, psíquica y espiritual de los miembros. Incluso se llega a rechazar tratamientos médicos bajo “una consigna peligrosa: ¡el Señor sana!”. Junto a esto está una concepción de la pobreza evangélica que puede llevar a la miseria y la mendicidad de los integrantes, mientras que “la comunidad como tal no desdeña la construcción y adquisición de inmuebles y otras inversiones costosas”.

La manipulación

Todo tiene que ver con la manipulación que acaba con la libertad del sujeto. Manipulación para atraer nuevos miembros y para retener dentro a los que ya están.  Las otras personas se considera que están en la ignorancia y el error.

Se capta de manera rápida a jóvenes sin experiencia real. Si el captado muestra dudas, se hacen derivar (sus preguntas) a la figura del diablo.

Se da una ausencia de toda crítica. Se impone como norma el secreto, llegando a prohibir hablar con otros miembros de la jerarquía eclesiástica, como puede ser el obispo u otro confesor, a quienes se les considera incapaces de comprender el carisma. A todo esto hay que añadir la práctica de la mentira y el encubrimiento, el autoritarismo de los líderes y la infantilización de los miembros, la humillación y exclusión de quienes no se sometan y, por fin, la situación lamentable en la que queda la persona, que abandone el grupo, en lo referente a comunicación, económica, física, mental y espiritual.

La incoherencia de vida

En los grupos sectarios se constata una gran diferencia entre las palabras y los hechos a nivel de dinero, poder y costumbres. Y lo mismo sucede cuando se dan actitudes sectarias en una comunidad católica: el fundador o líder lleva una vida totalmente distinta a la de sus súbditos, con una falta de caridad con los necesitados.

Como mecanismo de autoayuda sería conveniente, dada la falta de estabilidad que ofrece la vida moderna y la probabilidad de que los miembros abandonen la comunidad después de unos años, poner bajo custodia los bienes del miembro hasta su muerte, de modo que, si decide irse, estos bienes puedan ayudarlo cuando esté fuera de la comunidad”.

Otro punto a tener en cuenta es la posible explotación laboral de los miembros, la falta de transparencia en la gestión financiera (a veces con la creación de entramados y asociaciones pantalla), la falta de honestidad en lo relativo a las donaciones y herencias… Mientras que, en situaciones más extremas, pueden darse comportamientos que pasan a ser gravemente delictivos por lo que afectan a la integridad personal: abusos sexuales, pedofilia, violaciones.

Un solo criterio no es suficiente para calificar a un grupo como sectario. Un conjunto de criterios combinados permite tomar conciencia del carácter patológico de una comunidad o asociación. Porque, no lo olvidemos, estos excesos señalados en ciertas comunidades católicas son, en última instancia, idénticos a los que se encuentran en los grupos sectarios en general. 

Siempre están las tentaciones del poder, del tener y del placer.

¡HAY QUE DISCERNIR!

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