Dios nunca se esconde

Hubo un tiempo en el que el ser humano vió a Dios

Después el ser humano se volvió ciego

Dios no nunca se esconde

Dice Jesucristo:

  • Cuando cree a Adán, le di el don de poderme ver…
  • y por ese don establecerse en la dignidad de los ángeles…
  • Con sus ojos corporales veía todo lo que yo había creado,
  • pero también con los ojos de la inteligencia,
  • veía mi rostro, me veía a mí, que soy su Creador.
  • Contemplaba mi gloria 
  • y conversaba conmigo en todo momento.

  • Pero, cuando transgrediendo mi mandamiento
  • saboreó el árbol, se volvió ciego
  • y cayó en la oscuridad de la muerte…
  • Pero me apiadé de él y vine de lo alto.
  • Yo, el absolutamente invisible,
  • compartí con él la opacidad de la carne.
  • Recibiendo de la carne un principio, llegué a ser hombre
  • y fui visto por todos.

  • ¿Por qué, pues, acepté hacer todo esto?
  • Porque la verdadera razón
  • de haber creado a Adán es esta: que me pudiera ver.
  • Cuando se volvió ciego,
  • y, detrás de él todos sus descendientes al mismo tiempo,
  • yo no podía soportar estar en la gloria divina y abandonar…
  • a los que había creado con mis manos;
  • pero me hice en todo semejante a los hombres,
  • corpóreo con los corpóreos,
  • y me uní voluntariamente a ellos.
  • Ves tú cuál es mi deseo de ser visto por los hombres…
  • ¿Cómo, pues, puedes decir que me escondo de ti,
  • que no me dejo ver
    • En verdad, yo brillo, pero tú, no me miras.

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