Compasión
La compasión , de hecho, nos lleva por el camino de la verdadera justicia.
“Nuestro Dios es un Dios de compasión y la compasión, podemos decir, es la debilidad de Dios, pero también su fuerza”.
La compasión no es «pena»
La compasión «no es un sentimiento de pena», que se experimenta, cuando se ve morir a un animal de compañía (un perro por ejemplo)»pobrecito, sentimos pena». Sino que es «involucrarse en el problema de los demás, es jugarse la vida allí».
Si nos fijamos en el pasaje bíblico de la multiplicación de los panes , vemos que cuando Jesús les dice a los discípulos que le den de comer a la multitud que lo siguió mientras ellos querían despedirla…Jesús, algo molesto, les indicó: «¡Denles ustedes de comer!”. Jesús – dice el Evangelio – tuvo compasión porque veía a aquellas personas como ovejas sin pastor
Por un lado, el gesto de Jesús, la compasión y, por otro, la actitud egoísta de los discípulos que «buscan una solución pero sin compromiso», que “no se ensucian las manos, como diciendo que esta gente se las arregle”:
La pregunta que surge es:
“¿Normalmente miro hacia otro lado? ¿O dejo que el Espíritu Santo me lleve por el camino de la compasión?”.
La compasión nos lleva por el camino de la verdadera justicia. Siempre debemos devolver a los que tienen un cierto derecho, y esto nos salva siempre del egoísmo, de la indiferencia, del encerrarnos en nosotros mismos.
| (Mt 14.13-21; Lc 9.10-17; Jn 6.1-14) |
(Mc.6,34-44) «…Al bajar Jesús de la barca vio la multitud, y sintió compasión de ellos porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.Por la tarde, sus discípulos se le acercaron y le dijeron:
–Ya es tarde, y este es un lugar solitario.Despide a la gente, para que vayan a los campos y las aldeas de alrededor y se compren algo de comer.
Pero Jesús les contestó: –Dadles vosotros de comer.
Respondieron: –¿Quieres que vayamos a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?
Jesús les dijo: –¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo.
Cuando lo averiguaron, le dijeron: –Cinco panes y dos peces.
Mandó que la gente se recostara en grupos sobre la hierba verde, y se hicieron grupos de cien y de cincuenta. Luego Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes y se los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. Repartió también entre todos los dos peces. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes de pan y pescado.Los que comieron de aquellos panes fueron cinco mil hombres…»
Mateo dice:
Jesús da de comer a una multitud
(Mc 6.30-44; Lc 9.10-17; Jn 6.1-14)
(Mt. 14,13-21) «…Cuando Jesús recibió aquella noticia, se fue de allí, él solo, en una barca, a un lugar apartado. Pero la gente, al saberlo, salió de los pueblos para seguirle por tierra. Al bajar Jesús de la barca, viendo a la multitud, sintió compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Como se hacía de noche, los discípulos se acercaron a él y le dijeron:
–Ya es tarde y este es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida.
Jesús les contestó: –No es necesario que vayan. Dadles vosotros de comer.
Respondieron:
–No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.
Jesús les dijo:
–Traédmelos.
Mandó entonces a la multitud que se recostara sobre la hierba. Luego tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes, se los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños…»
Carta por la Compasión
DE KAREM AMSTRONG
(Resumen)
El principio de compasión permanece en el corazón de todas las tradiciones religiosas, éticas y espirituales, y siempre nos pide tratar a los otros como nos gustaría ser tratados. La compasión nos impulsa a trabajar sin cansancio para aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes; nos motiva a dejar de lado el egoísmo y aprender a compartir y nos pide honrar la inviolable santidad de cada ser humano, tratando a todos, sin excepción, con absoluta justicia, equidad y respecto.
En nuestro mundo polarizado hay una necesidad urgente de transformar la compasión en una fuerza clara luminosa y dinámica. Arraigada en la determinación de trascender el egoísmo, la compasión puede romper las fronteras políticas, dogmáticas, ideológicas y religiosas. Nacida de nuestra profunda interdependencia, la compasión es esencial para las relaciones humanas y para la realización de la humanidad. Es el camino hacia la claridad, indispensable para la creación de una economía justa y de una comunidad global y pacifica.
