Epopeya en Asturias

Epopeya

La epopeya es un relato, que consiste en la narración de acciones trascendentales o dignas de memoria para un pueblo en torno a la figura de una persona representativa de virtudes de estima.

Estamos en Julio de 2025 en Asturias. En estas fechas suele haber nombramientos y cambios en la Diócesis ovetense. El 5 de julio me llamó la atención un comentario a un artículo que titulaba: Oleada de cambios en la Iglesia asturiana (A. García-Ovies/E. Méndez. Oviedo).

El núcleo de la crónica se centraba en el párroco de San Nicolas de Avilés, que retomaría estudios en Pamplona.

Sobre este dato me centro.

Cambio importante

 Un cambio importante se producirá en Avilés. El hasta ahora titular de San Nicolás de Bari, Alfonso López, regresará a Pamplona tras el verano para retomar el doctorado que tiene pendiente desde 2016, cuando regresó a su ciudad natal para hacerse cargo de la parroquia. 

En una carta de despedida, el sacerdote relata que aquel fue un año «difícil» para el templo avilesino y, a pesar de que se encontraba realizando sus estudios en la Universidad de Navarra, decidió asumir la responsabilidad que le encomendaron desde el Arzobispado. 

«Había que permanecer al lado de don Ángel Garralda(anterior párroco) y se necesitaba alguien que os conociera y quisiera», dice, en alusión a sus feligreses. En estos años, asegura que han logrado sacar adelante «un proyecto apasionante». Pero explica que la diócesis necesita «doctores académicos y son muy pocos los que pueden optar a tal titulación»

«Es, por tanto, la hora de terminar el provecto que me habían encomendado anteriormente y que cada vez es más urgente. No puedo demorarlo más y necesito un año de concentración.», reconoce.

¡Epopeya personal!

¡Ah, qué humildad tan desbordante!. El sacerdote, con admirable sacrificio, interrumpió sus arduos estudios en la prestigiosa Universidad de Navarra —porque claro, no cualquiera estudia allí— para salvar el templo avilesino del desastre inminente. Porque si alguien podía estar «al lado de don Ángel Garralda» y, de paso, encarnar el amor y conocimiento del rebaño, ese alguien solo podía ser él.

Gracias a su presencia providencial, «lograron sacar adelante un proyecto apasionante». ¿Quiénes lo lograron? Bueno, él no da muchos nombres, pero se sobreentiende que el alma del proyecto tenía firma propia.

Y ahora, con la humildad de un doctor de la Iglesia futura, nos deja porque el mundo académico le reclama: «muy pocos pueden optar a tal titulación«, dice. Claro… y él es uno de esos elegidos.

Necesita “un año de concentración”… ¡faltaría más! Después de habernos regalado su genio y entrega, solo nos queda darle las gracias por habernos dejado estar en su historia. Porque, evidentemente, esto no va de un párroco en una parroquia: va de un protagonista en su epopeya personal.



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