La guerra es inmoral.

El «cainismo» de la guerra.

¿Hemos olvidado el lenguaje de la paz?, sí lo hemos olvidado. ¿Por qué los seres humanos no hemos aprendido del pasado y seguimos utilizando las armas para resolver problemas? Vivimos con este esquema demoníaco, que pide matar en aras del poder. Hemos olvidado el lenguaje de la paz.

En las tres tentaciones del diablo a Jesús, le hace propuestas mundanas. La primera, el hambre. Después la vanidad, las cosas mundanas y a continuación el poder. Saciar el hambre, la mundanidad, vanidad y el poder; cuando te dejas llevar por esas «sirenas» mundanidad, vanidad, poder, estás derrotado.

En Ucrania no hacen falta más armas, sino más palabras Defender la palabra y la negociación frente a la fuerza y las armas.

La solución no está en enviar armas y más armas.  Cambiar el “si vis Pacem, para bellum”, («si quieres La Paz prepara la guerra» ) por  si vis Pacem, para verbum, (si quieres La Paz prepara la palabra»). Es decir prepara la capacidad de negociación. Las armas, las bombas son para matar. Y así nunca se solucionan los problemas. Hay que hablar.  Enviar armas es muy peligroso porque fomenta la guerra en lugar de potenciar la negociación.

Las armas son sinónimo de muerte

Cuando se defiende el invertir para comprar armas, estamos potenciando la destrucción y la muerte. 

Las guerras exigen armas. ¿Y por qué una guerra?  Esta tragedia está marcando nuestro tiempo, donde el mayor negocio es la venta de armas, la fábrica de las armas. 

Cuando vemos a soldados de un lado y otro llamados a matar a sus hermanos, la tristeza nos inunda y exclamamos: ¿por qué esta insensatez? Cuando vemos esas escenas de horror, sufrimiento y muerte, estamos asistiendo a la cara real de la guerra. La guerra muestra al mundo imágenes escalofriantes, ¿crímenes de guerra? La guerra ya es de por si un crimen. Podemos llegar a un punto de no vuelta atrás y terminar en una guerra mundial con las correspondientes consecuencias de destrucción y muerte.


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