Navidad y Nochebuena 2022

¿Qué es lo que le sigue diciendo esta noche a nuestras vidas? Después de dos milenios del nacimiento de Jesús, después de muchas Navidades festejadas entre adornos y regalos, después de todo el consumismo que ha envuelto el misterio que celebramos, hay un riesgo: sabemos muchas cosas sobre la Navidad, pero nos olvidamos del significado. 

¿Cómo encontrar de nuevo el sentido de la Navidad? Y, sobre todo, ¿dónde buscarlo? El Evangelio del nacimiento de Jesús parece estar escrito precisamente para esto. Para encontrar de nuevo el sentido de la Navidad hay que mirar al pesebre. Pero, ¿por qué el pesebre es tan importante? Porque es el signo —no casual— con el que Cristo entra en la escena del mundo.

Mientras los animales en el establo consumen la comida, los hombres en el mundo, hambrientos de poder y de dinero, devoran de igual modo a sus vecinos, a sus hermanos. ¡Cuántas guerras! Y en tantos lugares, todavía hoy, la dignidad y la libertad se pisotean. Y las principales víctimas de la voracidad humana siempre son los frágiles, los débiles.

Una humanidad insaciable de dinero, poder y placer tampoco le hace sitio a los más pequeños, a tantos niños por nacer, a los pobres, a los olvidados. 

No quitemos la mirada de Belén, que significa “casa del pan”, y pensemos en las personas que sufren  hambre, sobre todo los niños, mientras cada día se desperdician grandes cantidades de alimentos y se  derrochan bienes a cambio de armas.

Pensemos en los niños devorados por las guerras, la pobreza y la injusticia.  La guerra en Ucrania ha agravado aún más la situación, dejando  poblaciones enteras con riesgo de carestía, especialmente en Afganistán y en los países del Cuerno  de África.

Toda guerra —lo sabemos— provoca hambre y usa la comida misma como arma,  impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo. Nuestro tiempo está viviendo una grave carestía de paz también en otras regiones, en otros escenarios de esta “tercera guerra mundial, por etapas”.

La guerra en Siria, todavía martirizada por un conflicto que pasó a segundo plano pero que no ha acabado, así como la de Tierra Santa y el Líbano. Y la situación en Yemen y en Myanmar y en Irán; que cese todo derramamiento de sangre. 

Vamos a adorarlo

Jesucristo es también el camino de la paz.   

Pero para poder hacerlo, para ser capaces de caminar en pos de Jesús, debemos despojarnos de las cargas  que nos lo impiden y que nos mantienen bloqueados.  

Campana sobre..

Esas cargas son: el apego al poder y al dinero, la soberbia, la hipocresía, la mentira. Estas cargas imposibilitan ir a Belén, y cierran el acceso al camino de la paz.

No nos  olvidemos hoy de tantos migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en busca de consuelo,  calor y alimento. No nos olvidemos de los marginados, de las personas solas, de los huérfanos y de los ancianos, sabiduría del pueblo, que corren el riesgo de ser descartados; de los presos que miramos sólo por sus errores  y no como seres humanos.  


El burrito camino de Belén

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