1.-Palabra que divide

La palabra del Señor, ayer como hoy, provoca siempre una división: La palabra de Dios divide, ¡siempre!  A veces también en nuestro corazón se enciende un contraste interior: 

Pues advertimos la belleza y la verdad de las palabras de Jesús, pero al mismo tiempo las rechazamos porque nos cuestionan, nos ponen en dificultad y nos cuesta demasiado observarlas.

2.- Jesús y la opción por el Evangelio

Jesús advierte a sus discípulos que ha llegado el momento de la decisión. La opción por el Evangelio. Dice así: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!» (v. 49). 

Estas palabras tienen el objetivo de ayudar a los discípulos a abandonar toda actitud de pereza, de apatía, de indiferencia y de cerrazón para acoger el fuego de Dios.

3.- Cristianismo en la Historia

Se vio desde los primeros tiempos del Cristianismo: el testimonio del Evangelio se propagó como un incendio superando toda división entre individuos, clases sociales, pueblos y naciones. El testimonio del Evangelio quema; pide  disponibilidad para servir al prójimo. 

  • 1º adorar a Dios.
  • 2º disponibilidad para servir al prójimo:

Y así, es como se manifiesta realmente el Evangelio; como el fuego que salva, que cambia el mundo a partir del cambio del corazón de cada uno.

4.- Jesús vino para «separar con el fuego»

«¿Pensáis que he venido para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división» (Lc. 12,51). 

Él vino para “separar con el fuego”.  ¿Separar qué?

  • el bien del mal, 
  • lo justo de lo injusto. 
  • vino a “dividir”, a poner en “crisis” —pero de modo saludable— la vida de sus discípulos. 

Se trata de no vivir de manera hipócrita, sino de estar dispuestos a pagar el precio de la decisiones coherentes con el Evangelio


14-8-22. Jer. 38,4-6. 8-10 Sal.39 Heb. 12,1-4 Lc. 12,49-53

Palabra que divide

La palabra del Señor, ayer como hoy, provoca siempre una división: La palabra de Dios divide, ¡siempre! 

Provoca una división entre quien la acoge y quien la rechaza. A veces también en nuestro corazón se enciende un contraste interior: advertimos la belleza y la verdad de las palabras de Jesús, pero al mismo tiempo las rechazamos porque nos cuestionan, nos ponen en dificultad y nos cuesta demasiado observarlas.

Jesús y la opción por el Evangelio

(cf. Lc. 12,49-53) Jesús advierte a sus discípulos que ha llegado el momento de la decisión. La opción por el Evangelio. 

Para hacer comprender mejor esto, se sirve de la imagen del fuego que Él mismo vino a traer a la tierra. Dice así: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!» (v. 49). 

Estas palabras tienen el objetivo de ayudar a los discípulos a abandonar toda actitud de pereza, de apatía, de indiferencia y de cerrazón para acoger el fuego de Dios.

Cristianismo en la Historia

Esto se vio desde los primeros tiempos del Cristianismo: el testimonio del Evangelio se propagó como un incendio superando toda división entre individuos, categorías sociales, pueblos y naciones. El testimonio del Evangelio quema, quema toda forma de particularismo y mantiene la caridad abierta a todos, con la preferencia hacia los más pobres y los excluidos.

PIDE  disponibilidad para servir al prójimo. 

  • 1º adorar a Dios.
  • 2º disponibilidad para servir al prójimo:

Y así, es como se manifiesta realmente el Evangelio; como el fuego que salva, que cambia el mundo a partir del cambio del corazón de cada uno.

Jesús vino para «separar con el fuego»

«¿Pensáis que he venido para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división» (Lc. 12,51). 

Él vino para “separar con el fuego”.  ¿Separar qué? el bien del mal, lo justo de lo injusto. En este sentido vino a “dividir”, a poner en “crisis” —pero de modo saludable— la vida de sus discípulos. 

Se trata de no vivir de manera hipócrita, sino de estar dispuestos a pagar el precio de la decisiones coherentes —esta es la actitud que cada uno de nosotros debería buscar en la vida: coherencia— pagar el precio de ser coherentes con el Evangelio

Coherencia con el Evangelio, testimoniando el Evangelio que es esencialmente amor a Dios y a los hermanos.


Adonai