San Melchor de Quirós

García Sampedro, Melchor. San Melchor de Quirós. Cortes, Quirós (Asturias), 28.IV.1821 – Nam-Dinh, Tonkín (China), 27.VII.1858. 

Misionero dominico (OP), obispo y mártir

Vino al mundo en el pueblecito de Cortes. Era el primogénito de Juan García Sampedro y de su mujer Francisca Suárez, quienes llegarían a tener seis hijos más. Melchor fue bautizado al día siguiente de su nacimiento, en la parroquia de la parroquia de Cienfuegos, en cuya iglesia se conserva la pila original donde fue bautizado. La ceremonia la presidió el P. Fray Clemente Rodríguez, monje profeso de la orden de San Bernardo

Consagrado obispo el 16 de setiembre de 1855 y después de una vida lejana de su tierra en donde dio la vida predicando el Evangelio, muere de forma cruenta el 28 de julio de 1858, en Nam-Dinh (Vietnam), a los 37 años de edad.

Es beatificado el 29 de abril de 1951, bajo el pontificado de Pío XII y canonizado el 19 de junio de 1988 por el Papa San Juan Pablo II.

Fiesta en Cortes el 28 de julio de 2022

Visita el pueblo de Cortes, D.Avelino López Brugos, que nació en Vega de Espinareda (León) en diciembre de 1933, pero a los dos días se vino con su familia al barrio gijonés de La Calzada. Estudió en los Jesuitas y en el San Eutiquio, y a los 11 años ingresó en el seminario. 

Con 25 se ordenó sacerdote y pasó tres años en la parroquia de San Lorenzo antes de partir como misionero, labor que desempeñó casi seis décadas. (47 años en Brasil).

Actualmente jubilado reside en la Casa Sacerdotal de Oviedo.

Este jueves, día 28 presidirá la Eucaristía en Cortes (Quirós) en la fiesta en honor de San Melchor de Quirós.

Fiesta en Cortes el 28 de julio de 2022

Visita el pueblo de Cortes, D.Avelino López Brugos, que nació en Vega de Espinareda (León) en diciembre de 1933, pero a los dos días se vino con su familia al barrio gijonés de La Calzada. Estudió en los Jesuitas y en el San Eutiquio, y a los 11 años ingresó en el seminario. 

Con 25 se ordenó sacerdote y pasó tres años en la parroquia de San Lorenzo antes de partir como misionero, labor que desempeñó casi seis décadas. (47 años en Brasil).

Actualmente jubilado reside en la Casa Sacerdotal de Oviedo.

Este jueves, día 28 presidirá la Eucaristía en Cortes (Quirós) en la fiesta en honor de San Melchor de Quirós.

La marcha de Asturias

Parte para las misiones en el Extremo Oriente. Nada, ni nadie lo puede detener; ni su familia, ni los amigos, ni las personas que le conocían por su destacar en los estudios.

Se despide de su padre, que le dice: 

“…Por qué nos dejas, Melchor? ¿Por qué nos dejas?”  Y Melchor le contesta: “Para trabajar en la viña del Señor”.  El padre insiste: “…y para trabajar en esa viña, ¿es preciso abandonar a sus padres y a tus hermanos tanto te aman y tanto te necesitan? ¿No puedes trabajar aquí en la viña del Señor?”.

“Si -le dice- pero yo he de trabajar en la parte de la viña a la que el Señor me destina”. 

Su padre Juan le despide llorando.

Se cree que la despedida de su madre, tuvo otro escenario. Subieron hasta la ermita (en la montaña) de la Virgen de Alba. En el camino hablan, rezan, y piden a la Virgen consuelo y protección. Sería la última vez que Melchor acudía a rezar a la Virgen de su devoción.

Era una mañana del mes de julio del año 1845. Tiene 24 años. Quería ser misionero, hasta derramar la sangre, como había realizado Jesús de Nazaret.

De Oviedo a Ocaña (Toledo)

Melchor abandona la ciudad de Oviedo con el fin de ingresar en el convento de Ocaña (Toledo).  Aquí toma el hábito de Santo Domingo de Guzmán, un año después. ¿Cuándo sintió esta vocación? ¿ha sido cuando era niño, antes de comenzar sus estudios, en Quirós, en Oviedo? 

El recuerdo que dejó en Ocaña, entre superiores y compañeros, no hizo sino aumentar los elogios que ya hicieron de él en Oviedo. Era un “ángel en carne humana”, según frase sintetizadora de su maestro de novicios.

En febrero de 1848, en la fragata “Victoria” y formando parte de la barcada o Misión 73, compuesta por cinco dominicos, el flamante sacerdote fray Melchor salió camino de Cádiz, y allí se embarcó en la fragata Victoria, el 7 de marzo de ese año, rumbo a Filipinas. Arribó a Manila el día 25 de julio de 1848, y el 28 ya era profesor de la Universidad manilense de Santo Tomás, el primero y mejor centro cultural católico de todo Extremo Oriente 

Pero el recién arribado hizo saber enseguida a los superiores que él no había ido a Filipinas para ser profesor de Universidad (lo podía haber sido en la de Oviedo), sino para evangelizar en “misiones vivas”, a poder ser en las más difíciles.

Misionero y obispo

El 16 de agosto de 1848, fue destinado a las misiones del Tung-kin (Tonkín, Tongkin o Tung-king) en la parte septentrional de la actual Vietnam; a estas misiones, a las que los dominicos habían llegado en 1676.

Fue director del colegio-seminario de Cao-Xa (1850- 1852), vicario provincial (1852-1855), obispo titular de Tricomia y coadjutor con derecho a sucesión (16 de septiembre de 1855), siendo consagrado en el pueblo de Bui-Chu.

Se gestaba por entonces otra gran persecución contra los cristianos, y el obispo ya hacía algún tiempo que se movía con cautela y hasta tuvo que huir y esconderse alguna vez. El 8 de julio de 1858, cansado de huir y de esconderse, fue apresado, llevado preso, cargado de cadenas y enjaulado a Nam-Dhin. Aquí y en esas condiciones permaneció hasta el día 28 de julio.

Ese día, a las afueras de Nam-Dhim, desde las 10 a las 11 de la mañana, fue martirizado con el suplicio más cruel que se recuerda de esa persecución.

Parte de sus restos, conservados algunos de ellos hoy en Oviedo, en donde fueron recibidos en loor de multitudes el 28 de abril de 1889. La urna fue colocada  en el presbiterio de la capilla del Rey Castro, de la Catedral de Oviedo, y allí esperó primero la beatificación y después la canonización. Una vez canonizado sus restos son trasladados a la capilla de Nuestra Señora de Covadonga en la Catedral de Oviedo, donde hoy se encuentran.

Fue beatificado por Pío XII el 29 de abril de 1951, junto a otros veinticuatro mártires, víctimas de la misma ola persecutoria (1857-1862), y canonizado por Juan Pablo II el 19 de junio de 1988, junto a otros ciento dieciséis mártires vietnamitas.

Obispo y mártir

Melchor con 34 años (1855), es propuesto para el episcopado. Acepta el ayudar al Obispo Titular José Mª Díaz Sanjurjo, durante dos años, hasta que éste es apresado y decapitado. Percibe que ése será su próximo destino, hecho que no le frena en seguir predicando a Jesucristo. 

Se convierte en Obispo titular de Tricomía y coadjutor del Tonkín central.  Sabe que este cargo supone firmar su sentencia de muerte, sin embargo acepta. 

Al igual que en los primeros siglos del cristianismo, también en China y en estos momentos de Melchor evangelizando, surgieron nuevos “Nerones”. Eran mandarines que no saben apreciar la labor de los misioneros que vienen, lejos de sus países de origen, a compartir lo que tienen y saben. No llegan en busca de riquezas, sino de liberación del mal para el que lo necesite, llevar la felicidad a las gentes; esa es la riqueza que busca el misionero. Pero el poder ciego lleva a la corrupción y la persecución. Melchor se ve envuelto en una tremenda persecución. 

Sufren el martirio varios compañeros de Melchor. Él es consciente del peligro que le acecha. El emperador Tu-Duc había mandado que se cortase la cabeza a los sacerdotes europeos. Pero para Fr. Melchor había dispuesto un suplicio aún mayor; se pretendía que su ejecución sirviese de ejemplo atemorizante para todos los cristianos del país y por eso la crueldad empleada fue extrema.

Melchor enferma en el mes de abril de 1853.  Continua con su labor misionera y escribe:

…nada nos falta, porque todo lo hemos dejado y Jesucristo dijo que el que lo dejar todo, hallará cien veces más…

Cuando lo capturan iba acompañado de dos jóvenes vietnamitas que le ayudaban. Se llamaban: Domingo Tiep, de 18 años y Domingo Bien de 21 años.

Los dos jóvenes que le acompañaban también son encarcelados, son torturados y mueren sin delatar a su Obispo Melchor. A Melchor le acusan de entrar clandestinamente en el país de Vietnam y predicar el Evangelio de Jesucristo. Y le atribuyen ser jefe de una facción rebelde contra el emperador Tu-Duc.

Dos días antes de la ejecución, le comunicaron la clase de muerte que recibiría. Seria -como así fue- una muerte terrible. A pesar de todo, Melchor consejo la paz y se mantuvo con la oración, que no abandonó hasta perder el conocimiento, como consecuencia de las mutilaciones que le produjeron.